Reiki, mi Primer Contacto con la Energía

Publicado el 25 de septiembre de 2025, 9:30

El Reiki fue la primera puerta que me mostró que la energía también puede sanar el alma.

En mi camino espiritual, hubo una práctica que marcó un antes y un después: el Reiki. Llegó a mí en un momento en el que estaba agotada, con muchas preguntas internas y una profunda necesidad de encontrar calma.

 

Recuerdo mi primera sesión como si fuese ayer. No sabía muy bien a qué me estaba exponiendo, pero algo en mí decía que lo necesitaba. Lo que sentí fue distinto a cualquier otra experiencia: no solo alivio físico, sino también una especie de permiso interno para parar, respirar y descansar.

 

El Reiki me enseñó a escuchar mi cuerpo, a entender que las emociones no solo viven en la mente, sino también en cada músculo y cada sensación. Descubrí que la energía fluye, que puede desbloquear lo que estaba atascado y que en ese fluir hay sanación.

 

Después de esas sesiones, me formé en Reiki y empecé a practicarlo por mí misma. Aprendí que no era solo una técnica, sino una forma de vida: estar presente, abrir el corazón y dejar que la energía del universo circule libremente. Me abrió la sensibilidad hacia otras prácticas y me ayudó a confiar más en mi intuición.

 

Aun así, no todo fue un camino de solo alivio. Con el Reiki también viví experiencias extrañas: en ocasiones salí de las sesiones mareada, con fuertes dolores de cabeza, y con la sensación de haber recibido algo que no esperaba. Al principio pensé que era “lo que el Reiki me eliminaba”, pero con el tiempo fui viendo que, en algunos momentos, también aparecían sensaciones de drenaje o la impresión de implantes/bloqueos energéticos. Eso me enseñó la importancia del discernimiento y del acompañamiento adecuado.

 

Hoy sigo viendo el Reiki como una chispa importante de mi camino. Fue la primera puerta real a la energía y me preparó para descubrir otras herramientas espirituales que mas tarde llegaron a mi vida.

 

✨ Lo que quiero compartir con este post es esto: no importa cómo empiece tu búsqueda espiritual, lo importante es abrirte a sentir. Porque muchas veces, el cuerpo sabe antes que la mente que ha llegado la hora de sanar.

 

 

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